Por qué dejé Google para volver a Fintual

Pedro Saratscheff
12 min readOct 13, 2020

Yo: “Agendé esta reunión para conocernos nomás. Quiero saber tu historia, cómo llegaste a Google y a este proyecto”.
Googler: “Oh, that’s nice. Nunca nadie me había hecho esa pregunta”.

Mi compañero llevaba 11 años trabajando en Google y nunca nadie le había preguntado por su historia.

Gracias a Ignacio Soffia por la foto

Qué tanto

Estaba en mi último semestre de la universidad. Llevaba un mes trabajando en Fintual y como tres años queriendo trabajar en Google cuando logré que me agendaran entrevistas técnicas (paso clave en el proceso de contratación en Google).

Pero el sueño de trabajar en Google ya no me parecía muy sexy.

El proceso con Google había sido bien malo (partió dos años antes, voy a ahorrarles esa historia) y la experiencia en Fintual había sido bien buena. Después de darle un par de vueltas, decidí tomar la oportunidad y dar las entrevistas.

Qué tanto, no iba a perder mucho tiempo. Seguro no iba a quedar, pero iba a aprender del proceso. Un proceso que muchas empresas intentan imitar.

Un mes después, o dos meses después de empezar a trabajar en Fintual, me llegó este mail:

Por la *$#%!

Estaba demasiado feliz y con tantas dudas. Sólo decir “tengo una oferta en Google” hacía que sonriera de oreja a oreja, pero todavía no tenía ni idea de qué hacer con ella.

Una decisión importante

La reclutadora a cargo del proceso se enojó un poco al principio cuando le dije que necesitaba unas semanas para pensarlo. Quizás me expresé mal. Me terminó diciendo que no había problema y me dio 10 días para firmar el contrato.

Lo más difícil de esos días fue encontrar gente con quien hablar.

Todo el mundo sentía que la decisión era obvia, sin saber qué es Fintual ni cómo es la vida de un programador. Amigos, familia, el peluquero y hasta un Uber. Daba lo mismo. Todos opinaban que era un idiota si no me iba a Google incluso antes de explicarles por qué lo estaba dudando.

Para ser justo, mi familia sí me escuchó y entendió el dilema, pero al final el comentario típico era “qué buen dilema a tener en la vida, o no?”. Jaja. Y tenían razón, aunque no me servía de mucho el consejo.

“Necesito hablar esto con Agustín” pensé. El mismo que unos meses antes me escribió para decirme que un robot que yo había desarrollado estaba malo. Nos tomamos una cerveza y me convenció de cambiar mi semestre –que tanto me había esforzado en dejar relajado– por otro mucho más intenso estudiando y trabajando 3 días a la semana en Fintual.

Necesitaba saber su opinión al respecto. Nos llevábamos bien y no nos habíamos tomado una cerveza desde esa primera vez, así que…

Lunes 11 de diciembre, 2017

Parece que no le gustó el suspenso. Puede sonar como si no fuera nada ese último mensaje. Como si Agustín usara esas expresiones normalmente, pero no. No las usa y de hecho fue tan shockeante que me asusté y quedé expectante a un siguiente mensaje que nunca llegó. No sabía cómo decirle lo que tenía que decirle.

Pequeño detalle: Cuando le escribí a Agustín estaba tan metido en mi mundo, como me suele pasar, que olvidé que él estaba en California preparándose para una reunión con Y-Combinator. ¿Qué es eso? Puedes leer esa historia acá. Básicamente fue una de las reuniones más importantes que ha tenido Fintual.

Después de pensarlo un buen rato le dije que tenía una oferta de Google, que no sabía qué hacer y que quería conversar con él sobre el tema. Nos juntamos, me dio buenos argumentos para ambos lados y la verdad es que me sirvió mucho :)

Por qué sí y por qué no

Por un lado, a favor de Google, lo resumiré como “es una gran experiencia, gran empresa y claramente el nombre Google pesa harto”. Lo resumo no más porque mejor pregúntale a un Uber y te va a poder explicar el detalle.

¿Se entendió el chiste? Sí bueno, la comedia no es lo mío 😅

Peeero:

  1. Si Google me quiere hoy, me va a seguir queriendo mañana, pasado y el próximo año.
  2. Estoy en un momento clave en Fintual, soy el primer empleado, estamos creciendo muchísimo, inversionistas llegan y llegan. Quedarme en Fintual también es una experiencia valiosísima.
  3. Tengo una relación bacán con todas las personas en Fintual, eso es algo muy valioso y que vale la pena aprovechar.

Ya sé qué hacer

Wow, estaba de acuerdo en los tres puntos. Fue la conversación que necesitaba, precisamente, para tomar una decisión. Lo conversé con los fintualines y luego agendé reunión con la reclutadora de Google.

Por videollamada le expliqué a la reclutadora que aceptaba la oferta, si dejábamos mi fecha de inicio en Google 10 meses más adelante. Quería quedarme un año entero en Fintual antes de irme.

Me dijo que no había problema, que era lo máximo que lo podía atrasar eso sí. Me escribió como tres veces más en los días y semanas siguientes confirmando que no quería adelantar la fecha, cosa que nunca quise.

Hasta que llegó mi último día en Fintual.

Estaba frenético frente al computador apagando un pequeño incendio. Terminé y fui a la reunión de despedida que habíamos atrasado por este problema. Trabajé hasta el último día como si fuera el primero.

Y creo que eso explica muy bien cómo era mi experiencia en Fintual, me gustaba mucho lo que hacía. Y los founders también lo apreciaron. Me dieron un premio en acciones de Fintual al final del año –que por contrato creo que no correspondía–, pero que consideraron era lo correcto.

Estaba contento. Aproveché los días para estar con la familia e irme al sur con mi polola a un AirBnB (hola Bruno! Era bacán tu casa en Puerto Varas).

Tres semanas después de mi último día en Fintual estaba volando a Google. Era viernes y el lunes partía trabajando. Estaba emocionado y contento por esta nueva experiencia, aunque un poco tenso también por la distancia con la polola, familia y amigos. Pero me sentía muy afortunado de estar donde estaba.

Google, here we go

Al principio estuve en un programa que se llamaba “Engineering Residency Program”.

Los dos primeros meses fui a “clases” con gente que también había egresado de la universidad hace poco (últimos 2 años). Esta fue la parte más valiosa del programa, no por las clases, si no por la gente que conocías y la red de apoyo que eso generaba. Siempre es bueno tener gente con quien compartir y mejor si están viviendo experiencias similares.

Después de los dos meses de entrenamiento pasé por dos equipos. Trabajé cinco meses en cada uno. Cuando terminó el programa me quedé trabajando en el segundo, en el que estuve más de un año.

Primera “rotación”

El primer equipo fue dentro del área Geo de Google. GeoMerchants. Básicamente todo lo que se relaciona con Google Maps. Específicamente trabajé en Google My Business.

Y antes de hablar de mi experiencia me gustaría dejar muy claro que Google es una empresa ENORME. Casi 120 mil empleados alrededor del mundo al momento de escribir esto.

Por lo tanto, sería incorrecto asumir que mi experiencia es una muestra representativa de cómo es trabajar en Google.

Habiendo dicho eso…

Fue horrible.

En cinco meses vi tres o cuatro veces al que tenía que ser mi tutor. La persona a la que “obligó” a atender mis consultas sólo me dijo que mis preguntas eran “tontas” y que podía googlear las respuestas.

Por suerte Google es enorme y encontré en otros equipos no tan lejos gente buena onda que me ayudó a entender el problema, me revisaron muchísimo código y pude terminar el proyecto.

Un interludio

Entre rotaciones hubo una semana en que “volvimos a clases” y compartimos nuestras experiencias. Para mi sorpresa, no fui el único con malas experiencias. Pero hubo muchos que estaban contentos también.

Segunda rotación

Me tocó estar en el equipo de Data Leak Prevention, dentro de GSuite, dentro de Google Cloud.

Como dato curioso, lo que hacíamos aquí permitía que, por ejemplo, el decano de la UC reciba copia de todos los mails que se envíen o lleguen a un @uc.cl que tengan su nombre en el contenido.

No digo que lo haga, sólo que las empresas que usan GSuite pueden hacer ese tipo de “reglas”. Después de todo, en el contexto de una empresa, los mails son propiedad de la empresa y no de quién los envía/recibe.

El objetivo obviamente no era tan siniestro, sino más bien evitar que se envíen mails con datos de tarjetas de crédito u otra información confidencial fuera de la empresa, por dar un ejemplo más válido.

Ahí me encontré con gente capísima. La mitad de ese equipo era gente que llevaba muchísimo tiempo en Google, mi tutor incluso había trabajado y discutido con Sanjay Ghemawat.

Trabajé más de un año en ese equipo, hice muchos aportes, partí entendiendo nada y terminé participando en decisiones importantes sobre el nuevo sistema y cómo se procesarían los billones de documentos por segundo que iba a ser necesario procesar con la nueva versión.

Hmmm, ¿Y por qué me fui?

La respuesta no es fácil.

De hecho, he cambiado mi respuesta a medida que pasa el tiempo y vuelvo a mirar para atrás. Quién sabe, quizás en un tiempo esté en desacuerdo con lo que escriba a continuación, pero acá va:

Estaba ahorrando mucho. En la pega me sentía una parte importante del equipo. Mi jefe (antes tutor) era muy buena onda. Pero algo no estaba bien.

Sentí que estaba esperando, que los días pasaban no más.

Trabajar en Google es cómodo. Todos tienen muchas libertades, muchos beneficios y pocas responsabilidades. Todos son increíblemente respetuosos (quizás por educación, quizás por miedo a las consecuencias). Pero eventualmente me di cuenta de lo extremedamente importante que era algo que mencionó Agustín antes de irme a Google: las personas.

Hubo una persona en particular del equipo, que era capo, pero también tenía algo distinto a los demás.

Tenía poco o nada filtro social. En una empresa donde pocos se atreven a tocarle el hombro al de al lado y, en cambio, te hablan por el chat para agendar una reunión para conversar, me llamó mucho la atención el efecto que generaba esta persona en el equipo.

Ocasionalmente decía cosas que están derechamente mal decir. Y la mayoría de esas veces –por suerte– alguien saltaba a pararle los carros.

Pero además se saltaba esa norma social de no tocar el hombro y de (quizás sobre) respetar la vida privada de los demás.

Muchas veces se generaron conversaciones entretenidas gracias a él. Su mala conducta y poco respeto hicieron que el ambiente de trabajo se me hiciera más agradable.

¡¿Qué?! Por supuesto hubo excepciones en que quedé en shock cuando decía cosas que no correspondían, me sentí muy incómodo, pero esas otras veces hicieron que me diera cuenta de algo que no había tenido el tiempo de analizar antes: la gran mayoría no se atrevía a conversar de cosas personales. ¡Y yo tampoco me estaba atreviendo!

No sé si es el puro proceso de bienvenida que te bombardea con mil y un cosas que no debes hacer ni decir o algo más, pero me di cuenta que preguntas tan simples como “qué harás después del trabajo?” prefería no hacerlas. ¿Qué tal si era algo de lo que no quieren hablar? ¿Quizás lo consideraban una invasión a su vida privada? Estuve más de un año y, si bien mi equipo era muy simpático, ni una sola vez escuché que alguien estuviera de cumpleaños.

Es aquí cuando me di cuenta de lo mucho que me afectaba realmente que a mi compañero de trabajo, que llevaba 11 años en Google, nadie nunca le hubiera siquiera preguntado cómo llegó a Google. Yo había hecho nuevos amigos, varios trabajaban en Google, pero durante las horas de trabajo solo importaba el trabajo. No era terrible, era cómodo, así como nunca vi a nadie que le dijeran feliz cumpleaños, nunca vi alguien que se enojara (bueno, excepto algunos casos con el tipo mencionado en los párrafos anteriores, pero se entiende la idea).

Hay otras razones que jugaron un rol importante en mi decisión, pero para evitar alargar esto, hablo solo de este tema. Me parece que la cultura es el punto más fuerte e interesante en la decisión que tomé.

La película estaba clara

Era más feliz en Fintual que en Google.

Los incentivos en Google apuntan a que las cosas se hagan bien, a que se desarrollen nuevos productos y que todos quieran seguir “subiendo de nivel” para ganar más dinero. Pero resulta que la cultura es sumamente individualista (en mi humilde opinión). Me tocó ver como todos se cambiaban de equipo regularmente (~1 año), como la mayoría ni sabía si las personas de al lado tenían familia, amigos, etc. Es el precio que pagaron para poder escalar al tamaño que tienen hoy, creo yo.

También creo que para varios, eso no tiene nada de malo.

Chaíto 👋

Me fui a Google queriendo estar 2 a 3 años antes de volver a Chile, pero al año ya tenía claro que iba a volver antes. Ya había aprendido lo que quería. Terminé estando un año y medio más o menos. En vez de 2–3 semanas para cambiar de pega, de casa y de país, aprendí que era mejor tomarse más tiempo esta vez y me tomé 2 meses antes de volver a querer trabajar en Chile.

¿Y dónde iba a trabajar? Pues en Fintual. Ni dos veces lo tuve que pensar. Haber tenido la experiencia que tuve, con distintos equipos, con todos los compañeros del programa a través de quiénes viví sus propias historias, tenía clarísimo que es una oportunidad enorme trabajar con los cracks de Fintual. Sea donde sea que trabajes, encontrar un grupo bacán de personas con quienes compartir la mayor parte de tus días es lejos lo más valioso. Trabajando encerrado en la pieza por la pandemia, mi polola hasta se ha quejado de lo mucho y fuerte que me río mientras trabajo. Eso sí que es disfrutar tu pega. Y sí, también se hace mucho entre risas. Que no te digan que no se puede reír y trabajar.

Y ¿Fintual seguía igual?

El Fintual al que llegué era súper distinto, en vez de ser los 9 que éramos cuando me fui, eran 35. No conocía todo el código nuevo y probablemente jamás llegue a conocerlo todo. Con tantos desarrolladores es imposible ya revisar todo lo que ocurre en cada esquina, hay muchas personalidades distintas y ni siquiera era el único que había estado en Google.

Fintual había pasado de ~1.800 clientes a ~15.000 clientes y de administrar 3.000 millones de pesos a más de 50.000 (y contando). El nuevo diseño de la página me hizo sentir que el diseño viejo era un proyecto colegial. Y proyectos que antes eran un sueño lejano ahora tienen personas dedicadas a hacerlos realidad.

Pero desde el primer día me di cuenta que habían hecho algo más increíble todavía. A pesar de ser 35, Fintual seguía teniendo la misma cultura tan fuerte y característica que siempre han tenido. Es más que solo un tema de valores, es un tema de que todos sientan la confianza de poder contar chistes, de opinar cosas controversiales y hasta de decir cosas equivocadas. Juntos podemos aprender, siempre y cuando tengamos la confianza y valor para arriesgarnos a decir las cosas y retarnos cuando corresponde, como corresponde.

Palabras finales

Si tienes la suerte de poder elegir, creo que lo peor que puedes hacer es tomar un Excel, calcular ingresos, gastos, años para recibir una promoción, gastos futuros, cuántos años para comprarte una casa enorme, etc.

En USA me tocó ver la moda “FIRE” (Financial Independence, Retire Early) que consiste en trabajar muy duro, ahorrar muchísimo y jubilarte temprano. Pero, ¿es buena idea postergar que disfrutes íntegramente lo que haces hasta que te jubiles -aunque tu jubilación sea a los 40 años- cuando podrías apuntar a un balance desde el principio? Yo creo que no.

Considera más que los números. Si estás en un equipo de trabajo que disfrutas, aprovéchalo. Si no, haz lo posible para que mejore o busca uno distinto. Da lo mismo cuál es tu empresa, tal vez Google o Fintual no son para ti, quizás lo mejor es que hagas incluso tu propio equipo! Gastar la mayor parte de tu tiempo en un entorno que no disfrutas quizás termine siendo una de las cosas que más te arrepientas antes de morir, si es que tuviste la posibilidad de cambiar eso.

--

--